martes, 10 de julio de 2012

Monopolio

Puesto que ya he monopolizado este blog, ahora tendré, aqui también, que desmonopolizarme solo. No hay nada mas coñazo en le mundo que jugar al monopoly solo, y puesto que soy un latifundista, me aburro de la hostia sin tierras que echar a perder, ni campesinos a los que oprimir. Y eso de dar latigazos al aire, pues como que no....
Pero quien avisa no es traidor, ya advertí, cuando se me invitó a colaborar ( a colaborar, no a invadir, ni a monopolizar) que era grano de mala cosecha. Ahora que mis palabras campan aqui como las hierbas adventicias, no se me quejen los hortelanos, ni los perros del hortelano. Este año, si nadie lo remedia, todos los consumidores de cotidianogilipolleces tendran mis cotidianomierdas hasta en la sopa. Y les va a dar tanto asco que se asegurarán de cambiar de proveedor de verbos y otras fisionomias literarias a tiempo antes de la próxima cosecha. Asi por lo menos aprenderán a distinguir los adverbios criogénicos,  de los proposiciones naturales y libres de veneno. Entre tanto, yo iria buscando un buen exterminador de plagas. Porque esta que llevo dentro no es cosa normal. Palabra de abducido que le ha llegado a coger gusto a esto de los experimentos genéticos y la manipulación psicológica. Nada mejor que pasar la noche con los pequeños bichos grises urgándote el cráneo, e intentando  (en vano, porque ya se han pasado tres pueblos) injertarte mas cianobacterias de las que te caben. Anda y que les den a todos. Puedo considerarme vacunado, a pesar de que mi respiracion sola suponga el exterminio de cuantos me rodean. Y mi inevitable imbricacion a un monopolio, que,  juro por Dios, nunca es deseado, aunque siempre acabe siendo un hecho demasiado amargo como para que escribir sobre él me consuele un carajo. Al menos puedo comprender la soledad de un grano de soja genéticamente modificado, y obligado a propagarse quiera o no quiera, porque ese es al fin y al cabo, el jodido impulso para el que nació. En fin, que me llamo Cesar, que vini vidi vinchi, tambien aqui, y que de nuevo, como siempre, me aburro ante este panorama sometido, y que no hay mas que decir. Al menos hasta que esos putos galos salgan de esos bosques en los que se han metido, y que,  quiera o no quiera, a pesar de amar como amo a los árboles, acabaré devastando también. Triste destino este. Born under a  very bad sign.

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