viernes, 6 de julio de 2012

Dióxido de azufre (SO2)

Gas tóxico asfixiante, irrespirable, producto de la combustión interna del sufrimiento de los condenados, y que hiede a kms de distancia. Signo indefectible de que la persona que tienes delante sufre como un cabrón/a. En contacto con la atmósfera terrestre  la sustancia  se transforma en un conocido corrosivo (ácido sulfúrico) que es capaz de atravesar,  en forma de lluvia ácida, todo lo que se le ponga por delante. Sin embargo, no todos sus efectos colaterales son perjudicales, ya que su gran poder corrosivo puede lograr, con el paso del tiempo, llegar a lugares ocultos que ni las mas potentes taladradoras de la industria tecnológica podrían alcanzar, y con un coste de material  y equipamiento mucho más reducido.

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